📅 08/04/2025
Juan 8, 21-30
🙌 ¿Cuántas veces nos hemos sentido atrapados por el pecado o la confusión? Hoy Jesús nos ofrece una luz clara: creer en Él para no morir en nuestros pecados. Escucha su voz, Él te quiere salvar.
🌼 Respira profundo… Cierra los ojos un momento. Siente cómo el aire entra y sale, calmando tu mente y tu cuerpo. Entra en el silencio del corazón. Jesús está contigo. Presente. Vivo. Esperando que escuches su Palabra.
Jesús anuncia su partida, revela su identidad divina y llama a creer para salvarse.
✨ Fragmento de "Yo Soy" – Concepción Cabrera de Armida “Cuando el alma cree, aún sin ver, cuando me sigue en la noche, Yo me revelo. Yo soy el que salva, no en el ruido, sino en lo secreto del alma que confía y espera.”
🙏 Santísima Trinidad, ven a morar en mi interior. Padre de misericordia, Hijo redentor, Espíritu de amor, ilumina mis tinieblas, fortalece mi fe, limpia mi corazón. Hoy quiero escucharte, seguirte, adorarte. Que tu presencia me transforme. Amén.
Juan 8, 21-30 – Biblia de Jerusalén: 21 Jesús les dijo otra vez: «Yo me voy y me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado. A donde yo voy, vosotros no podéis venir.» 22 Decían entonces los judíos: «¿Acaso va a matarse, que dice: “A donde yo voy, vosotros no podéis venir”?» 23 Y les decía: «Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. 24 Ya os he dicho que moriréis en vuestros pecados. Porque si no creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros pecados.» 25 Entonces le decían: «¿Quién eres tú?» Jesús les respondió: «Precisamente lo que os estoy diciendo desde el principio. 26 Muchas cosas tengo que decir de vosotros y juzgar. Pero el que me ha enviado es veraz, y lo que le he oído, eso digo al mundo.» 27 Ellos no comprendieron que les hablaba del Padre. 28 Les dijo, pues, Jesús: «Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces conoceréis que Yo Soy y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como el Padre me ha enseñado. 29 Y el que me ha enviado está conmigo; no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada.» 30 Cuando les decía esto, muchos creyeron en él
📌 Jesús habla a los fariseos y a quienes lo escuchan en el Templo. El mensaje central es claro: quien no cree en Él, muere en su pecado. Jesús se revela como "Yo Soy", nombre divino que alude a su identidad como Hijo del Padre. 🕊️ En este pasaje, Jesús revela con claridad su identidad divina. No se trata solo de un profeta o maestro, sino del "Yo Soy", la misma expresión con la que Dios se presentó a Moisés en la zarza ardiente (Éxodo 3,14). Esta declaración es radical: creer en Él es cuestión de vida o muerte eterna. Jesús anticipa que será "levantado", aludiendo a su crucifixión. Pero en ese acto de aparente derrota, se manifestará su verdadera gloria. La cruz, lugar de suplicio, será revelación del amor divino. Solo entonces muchos comprenderán quién es realmente. Este texto nos interpela profundamente. ¿Reconocemos en Jesús al Hijo de Dios? ¿O lo reducimos a un personaje del pasado? La incredulidad —como dice el texto— no es solo una duda intelectual, es una opción de vida que nos mantiene en el pecado y nos separa del Padre. El mensaje es urgente y directo: creer en Jesús es salir del pecado hacia la vida, es pasar de este mundo a su Reino. No estamos solos en este camino. Jesús mismo dice: "El que me ha enviado está conmigo… hago siempre lo que le agrada".
❤️ – Oración personal Señor Jesús, Tú eres el “Yo Soy”, el Dios que salva, el que no me deja solo. Hoy reconozco mi necesidad de ti. Reconozco mi pecado, mi debilidad y mi orgullo. A veces me creo autosuficiente, pero sin ti, estoy perdido. Gracias por mostrarme el camino al Padre. Gracias por ofrecer tu vida por mí. Hoy quiero creer, no solo de palabra, sino con el corazón. Ayúdame a confiar aunque no entienda, a seguirte incluso cuando no vea claro. Enséñame a hacer siempre lo que al Padre le agrada. Quiero vivir en la verdad, quiero vivir en ti. Amén.
🌟 Silencio. Cierra los ojos y repite en tu interior: “Tú eres el Yo Soy, Señor, en ti confío.” Permanece unos minutos dejando que su Palabra habite en ti. No pienses, solo permanece. Que su presencia te envuelva y te transforme.
📝– Acción concreta del día Hoy me comprometo a vivir como hijo de la luz. Buscaré a Cristo en medio de mis actividades, decidiendo con fe, evitando toda forma de mentira, egoísmo o desesperanza. Concretamente: Haré una oración breve al iniciar cada tarea. Perdonaré a quien me haya herido. Leeré un versículo antes de dormir para mantener mi corazón en su presencia. Seré luz, porque vivo en Él que es la luz del mundo.
🙌 Señor, aumenta nuestra fe para reconocerte como el Hijo del Padre. Por quienes viven en la oscuridad del pecado, que encuentren tu luz salvadora. Por los que no conocen a Cristo, que lo descubran a través de nuestro testimonio. Por los que sufren soledad, enfermedad o abandono, que no se sientan solos. Por la Iglesia, para que nunca deje de anunciar a Cristo con verdad y esperanza.
✨ Gracias, Señor, por tu Palabra que ilumina mi vida. Gracias porque no me dejas solo, porque tu cruz es salvación, y tu amor es vida. Gracias por amarme hasta el extremo. Padre Nuestro… 🌹 Consagración final a la Virgen María Madre Santísima, guíame en este camino de fe. Ayúdame a no dudar, a no retroceder, a seguir a tu Hijo con amor y confianza. Consagro este día a tu protección maternal. Dios te salve, María…
El pasaje de Juan 8,21-30 contiene una de las autodefiniciones más fuertes de Jesús en el Evangelio de Juan: “Yo Soy”. Esta fórmula remite directamente al Tetragrámaton (YHWH) revelado a Moisés (Ex 3,14), y sitúa a Jesús en el mismo plano divino, escandalizando a sus oyentes. El contexto es polémico: los fariseos y algunos judíos se niegan a aceptar el testimonio de Jesús. Él, sin embargo, afirma que su origen no es terrenal ("soy de arriba"), y que su destino tampoco lo es. La incredulidad frente a esta verdad —según Juan— no es neutral, sino que tiene consecuencias eternas: morir en el pecado. El uso del término “levantar” alude tanto a la crucifixión como a la glorificación (cf. Jn 3,14; 12,32-33). Es en la cruz donde se revela la identidad divina de Cristo. Para Juan, el acto supremo de revelación es el sacrificio, no el poder. En el v. 29, Jesús señala su unión inseparable con el Padre. El Padre no lo ha dejado solo porque Jesús cumple siempre su voluntad. Este punto es central en la cristología joánica: Jesús no actúa por cuenta propia, sino como el enviado obediente del Padre, el nuevo Moisés y el revelador definitivo. El versículo final cierra con esperanza: "Muchos creyeron en Él". La fe sigue siendo posible. El texto nos invita a una decisión: creer o rechazar. Jesús se ofrece como la única luz capaz de salvar al mundo.