Lectio Divina Juan 20, 19-31

📅 27/04/2025

📜 Evangelio del Día

Juan 20, 19-31

✨ Motivación

¿Has sentido alguna vez que tu fe vacila ante la adversidad? Hoy, Jesús resucitado se presenta para ofrecernos su paz y recordarnos que, aun sin verlo, podemos creer y vivir confiados. Esta Lectio Divina es para ti, que anhelas esperanza, consuelo o sanación en lo más profundo de tu alma.

📖 Introducción

Haz una pausa. Respira profundo. Cierra los ojos y siente cómo el silencio de Dios te envuelve. Cada respiración es una apertura del alma. Estamos por recibir a Cristo resucitado.

📝 Descripción

Jesús resucitado da la paz, el Espíritu Santo y vence la incredulidad.

💬 Cita Yo Soy

“No tiembles, no temas, que soy el amable Jesús. Ten fe... Ven, ven, que soy Yo, que Yo soy”

🙏 Oración Inicial

Trinidad Santa, ven a habitar en mí. Espíritu Santo, abre mi mente a la Palabra. Jesús, dame tu paz. Padre, recibe esta oración como ofrenda confiada. Que este momento sea un verdadero encuentro contigo, Señor. Amén.

📖 Lectio

Evangelio según San Juan 20, 19-31 (Biblia de Jerusalén) 19 Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros.» 20 Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. 21 Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.» 22 Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. 23 A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» 24 Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. 25 Le decían, pues, los otros discípulos: «Hemos visto al Señor.» Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré.» 26 Ocho días después, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio, estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros.» 27 Luego dice a Tomás: «Trae aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.» 28 Tomás le contestó: «¡Señor mío y Dios mío!» 29 Jesús le dice: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.» 30 Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro. 31 Estas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.

🧘 Meditatio

Jesús resucitado se presenta a sus discípulos atemorizados, les concede la paz y el Espíritu Santo. Tomás, ausente en la primera aparición, exige pruebas para creer. Jesús vuelve y lo invita a tocar sus llagas. Tomás cree. Jesús pronuncia una bienaventuranza para todos nosotros: “Dichosos los que sin ver, creen”. 🕊️ Este pasaje se ubica tras la Resurrección. Jesús, con las puertas cerradas, se hace presente entre los suyos. El saludo “la paz con vosotros” no es un formalismo; es el don pascual por excelencia. Esa paz que rompe el miedo, que reconcilia, que transforma. Jesús sopla sobre ellos, gesto que evoca el Génesis: Dios insufla vida al hombre. Así comienza una nueva creación: los discípulos renacen con el Espíritu. Además, reciben la autoridad de perdonar: la comunidad cristiana se convierte en espacio de reconciliación. Luego aparece Tomás, símbolo de todos los que dudan. Jesús no lo condena: lo invita a tocar, a experimentar. Tomás se rinde en una de las profesiones de fe más intensas del Evangelio: “¡Señor mío y Dios mío!”. Jesús responde con una bienaventuranza que nos incluye: “Dichosos los que sin ver, creen”. Este texto nos habla de la paciencia de Dios, de su pedagogía amorosa. También nos recuerda que la fe no es evasiva, sino un compromiso vital, lleno de confianza. Dios no se ofende con nuestras dudas, pero nos invita a superarlas desde el amor y la experiencia personal con Él.

🙌 Oratio

Señor Jesús, hoy vienes a mí en medio de mis miedos, dudas y puertas cerradas. Me saludas con paz, no con reproches. Tu presencia me transforma. Como Tomás, muchas veces he dudado de tu poder, de tu amor, de tu presencia. Pero tú no me rechazas: me llamas por mi nombre, me invitas a tocar tus heridas. Hoy quiero decirte con todo mi corazón: “¡Señor mío y Dios mío!”. Dame fe para creer sin ver, para caminar confiado en medio de la incertidumbre. Que tu Espíritu me renueve, me consuele, me fortalezca. Ayúdame a vivir como testigo de tu resurrección, con alegría, esperanza y valentía. Gracias por buscarme, por amarme incluso cuando cierro las puertas. Aquí estoy, Señor. Entra, quédate, y hazme nuevo. Amén.

🕊️ Contemplatio

Permanece en silencio. Imagina a Jesús resucitado frente a ti. Mira sus llagas, siente su mirada de amor. Repite en tu corazón: “Señor mío y Dios mío”. Déjate llenar por su paz.

🤝 Compromiso

Hoy me comprometo a abrir las puertas de mi corazón a Cristo resucitado. Buscaré reconciliarme con quien haya herido o me haya herido. Haré una oración por alguien que ha perdido la fe. Seré signo de paz en medio del conflicto, y testigo del amor de Dios con mi vida. Evitaré juzgar a quienes dudan, y acompañaré a quienes necesitan una experiencia viva de Dios. Como Tomás, aprenderé que Jesús me ama incluso cuando dudo, y que siempre está dispuesto a venir a mi encuentro.

📢 Peticiones

Señor, fortalece la fe de quienes se sienten alejados de ti. Da paz a los corazones angustiados por problemas familiares o económicos. Renueva a tu Iglesia con el poder del Espíritu Santo. Concede el don de la fe a quienes viven en la oscuridad de la duda. Ilumina a los jóvenes para que descubran tu llamado.

🛐 Oración de Consagración

Gracias, Jesús, porque vienes a mí con tu paz, porque no me juzgas, sino que me sanas. Gracias por tu paciencia y tu amor incondicional. Gracias por invitarme a creer y confiar, aunque no vea. Padre Nuestro… 🌹 Consagración final a la Virgen María ...Madre Santísima, Virgen fiel, acompáñame en este camino de fe. Enséñame a creer como tú, a confiar incluso sin comprender. Tómame de la mano y llévame siempre a Jesús. Dios te salve, María…

📖 Hermenéutica

El Evangelio de Juan 20, 19-31 nos sumerge en una teología profunda de la revelación pascual. Jesús aparece a sus discípulos en una comunidad cerrada por el miedo. El saludo “la paz con vosotros” es más que un deseo; es el cumplimiento de la promesa joánica de paz (cf. Jn 14,27). El gesto de soplar sobre ellos remite a Gn 2,7: así como Dios dio vida al hombre, Cristo, nuevo Adán, otorga vida nueva a través del Espíritu. Se trata de una recreación. Juan subraya que el Espíritu no es solo futuro, sino ya presente y operativo. La escena con Tomás es una catequesis pospascual destinada a los lectores de la segunda generación cristiana. Tomás representa la incredulidad moderna: quiere pruebas empíricas. Jesús no lo rechaza, sino que lo invita amorosamente. La fe de Tomás no surge del razonamiento, sino del encuentro. Esta profesión de fe (“Señor mío y Dios mío”) es una de las más cristológicas del NT, donde se une la humanidad y divinidad del Resucitado. Jesús concluye con una bienaventuranza dirigida a todos los creyentes futuros, incluidos nosotros: “Dichosos los que sin ver, creen”. Esta frase encierra el corazón del Evangelio joánico: creer para tener vida

🎥 Video Reflexión