📅 26/05/2025
Juan 15, 26-16,4
Hoy el Señor nos prepara para las adversidades que enfrentaremos por seguirle. Con palabras de fortaleza y perseverancia, nos recuerda que no estamos solos: el Espíritu Santo será nuestro defensor y testigo en medio de toda prueba.
Haz una pausa. Cierra los ojos. Respira profundo. Deja que cada inhalación te llene de la presencia del Espíritu Santo. Silencia tu mente y tu corazón. Imagina que Jesús está frente a ti, hablándote al oído palabras de aliento. Deja que su paz y fortaleza te preparen para recibir su mensaje.
Jesús anuncia el envío del Espíritu Santo y la persecución venidera.
✨ Fragmento inspirador de "Yo Soy" “Cuando sientas que el mundo te rechaza por llevar mi Nombre, no temas. Yo soy tu escudo. En cada rechazo, yo estoy más cerca. En cada dolor, yo me doy más. Confía en Mí.” (Concepción Cabrera de Armida, Yo Soy)
Trinidad Santa, venimos ante ti con un corazón dispuesto. Padre amado, Hijo redentor, Espíritu consolador: enséñanos a dar testimonio valiente de tu amor, incluso en la incomprensión. Llena nuestra vida con tu fuerza para permanecer firmes en la fe. Amén.
Lectura del Evangelio (Juan 15, 26–16, 4) «Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré de junto al Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí. Pero también vosotros daréis testimonio, porque estáis conmigo desde el principio. Os he dicho esto para que no os escandalicéis. Os expulsarán de las sinagogas, e incluso llegará la hora en que todo el que os mate piense que da culto a Dios. Y harán esto porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he dicho esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho»BIBLIA DE JERUSALEN CUA….
Este pasaje forma parte del discurso de despedida de Jesús. Él prepara a sus discípulos para el rechazo que enfrentarán y les consuela con la promesa del Paráclito. 🕊️ Jesús se despide de sus discípulos anunciando lo que ocurrirá: persecución, rechazo y muerte por causa de su nombre. Pero no lo hace desde la desesperanza, sino desde la certeza de la presencia continua del Espíritu Santo, el Paráclito, cuya misión es dar testimonio de Cristo y sostener a la Iglesia en la verdad. El Comentario Bíblico San Jerónimo resalta que el Espíritu no sólo es consolador, sino también defensor y maestro. El término griego Parakletos indica una figura legal, un defensor ante el tribunal, alguien que habla a nuestro favor cuando el mundo nos acusa. Este Evangelio es profundamente profético: muestra el costo del discipulado, pero también la gloria que lo acompaña. Nos recuerda que ser cristiano auténtico implica ir contracorriente. Sin embargo, Jesús no abandona a sus amigos. Les anuncia los sufrimientos para fortalecer su fe, no para desalentarlos. Su pedagogía es la del amor que advierte, prepara y sostiene.
Señor Jesús, gracias por anticiparte a mis batallas. Gracias por advertirme que seguirte no será fácil, pero que nunca estaré solo. Envía sobre mí tu Espíritu, que me enseñe a vivir con verdad y valor. Que mi vida sea testimonio de tu amor, aún cuando el mundo me rechace.
Permanece en este momento de quietud. Respira hondo. Deja que las palabras de Jesús resuenen en tu alma: “Yo te enviaré al Paráclito.” Siente el calor de su presencia llenarte de valor, como un escudo invisible que te envuelve.
Hoy rezaré por quienes son perseguidos por su fe. Y me comprometo a no avergonzarme de hablar de Jesús, aunque eso me cueste incomodidad o rechazo.
Por los cristianos perseguidos en el mundo, para que no les falte valor ni esperanza. Por los que sienten miedo de dar testimonio, para que el Espíritu los fortalezca. Por la Iglesia, para que se mantenga fiel en medio de la oposición. Por nosotros, para que vivamos con coherencia y firmeza nuestra fe. Por quienes rechazan a Cristo, para que conozcan al verdadero Dios.
Gracias, Señor, por tu palabra que fortalece. Gracias por el Espíritu Santo, que es mi guía y mi defensor. Gracias por prepararme y advertirme. Te alabo porque en ti todo cobra sentido. Padre Nuestro… 🌹 Virgen María, tú que estuviste al pie de la cruz, intercede por mí para que no me acobarde ante las pruebas. Enséñame a confiar como tú, incluso en medio del dolor. Dios te salve, María…
Este texto debe leerse desde una doble clave: escatológica y pneumatológica. Jesús habla del Espíritu como Aquel que guiará a sus discípulos hacia la verdad plena y les dará valor para soportar el odio del mundo. En el contexto histórico del Evangelio de Juan —probablemente redactado cuando la comunidad cristiana ya sufría persecución sinagogal—, estas palabras eran un consuelo inmediato y una reafirmación del papel del Espíritu en el discernimiento comunitario. Según el Comentario Bíblico San Jerónimo, el anuncio de persecución vincula a los creyentes con la pasión de Cristo. No se trata solo de una profecía social, sino de una participación mística en el rechazo que el mundo hace de Dios mismo. Croatto destaca que la hermenéutica bíblica implica una lectura vital: estas palabras resuenan hoy con fuerza en contextos donde la verdad del Evangelio es silenciada. El Espíritu sigue siendo luz y defensa frente a la oscuridad del relativismo y la persecución moral y espiritual