📅 30/06/2025
Mateo 8, 18-22
Jesús nos llama a seguirle con radicalidad. Esta Lectio invita al discernimiento vocacional y a la libertad interior, dejando atrás los apegos que impiden el seguimiento auténtico. Hoy es tiempo de decisión, de caminar sin condiciones tras el Maestro que no tiene dónde reclinar la cabeza.
Respira profundamente. Imagina que estás junto al lago, como aquellos que escuchaban a Jesús. Deja que el silencio te envuelva, dejando de lado todo ruido interior. Solo Él importa en este momento. Su voz quiere tocar tu alma. Escucha. Ábrete a lo que la Palabra quiere transformar en ti hoy.
"Yo Soy el que no tiene casa, ni lugar donde reposar, porque mi descanso es el alma que se entrega. Allí habito, allí hago mi morada, donde no hay otro amor sino el mío." – Concepción Cabrera de Armida
Trinidad Santa, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ven y habita en lo profundo de nuestro corazón. Enséñanos a dejar todo por ti, a caminar contigo aunque no tengamos certezas humanas. Fortalece nuestra fe para seguirte con prontitud, sin condiciones. Hoy, como ayer, tu llamado resuena. Danos la gracia de decirte: “Aquí estoy, Señor”. Amén.
Evangelio según San Mateo 8, 18-22 (Biblia de Jerusalén): Al ver Jesús a la multitud que le rodeaba, mandó pasar a la otra orilla. Se le acercó un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas. Jesús le responde: Las zorras tienen guaridas y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza. Otro de los discípulos le dijo: Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi padre. Jesús le dijo: Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos.
Este fragmento forma parte del bloque narrativo de los milagros y enseñanzas de Jesús en Galilea. El género es narrativo-didáctico, típico de las secciones de seguimiento en los evangelios sinópticos. Mateo enfatiza el llamado radical a la misión. Jesús se presenta hoy como el Maestro exigente, pero profundamente libre. Su propuesta no admite condiciones. El seguimiento cristiano no es solo admirar a Jesús, sino comprometerse a vivir como Él vivió: sin seguridades humanas, sin excusas. Su respuesta al escriba es directa: "el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza". No hay promesas de comodidad. Y al discípulo que quiere cumplir una obligación familiar primero, le responde con urgencia: "Sígueme". El Catecismo enseña que “la vocación cristiana es una llamada a la santidad y al seguimiento de Cristo” (CEC 1533). San Juan Pablo II decía que “la verdadera libertad cristiana es la que nos libera de todo lo que impide el amor total a Dios” (Veritatis Splendor, 17). ¿A qué cosas estoy apegado que me impiden seguir al Señor con libertad? ¿He puesto condiciones a mi entrega? ¿Estoy dispuesto a que Cristo sea mi único refugio?
Jesús, Maestro y Señor, tú que no tuviste dónde reclinar la cabeza, enséñame a confiar en la providencia del Padre. Quita de mí los apegos que entorpecen mi caminar contigo. Quiero seguirte, aunque me cueste. Quiero que seas mi todo. Dame valor, Señor, para dejar atrás mis seguridades. Hazme libre en tu amor. Amén.
Visualiza a Jesús caminando frente a ti, sin casa, sin riquezas, solo con su túnica y una mirada de fuego. Te llama por tu nombre. Te extiende la mano. No te dice adónde, solo: “Sígueme”. Permanece en ese gesto. Quédate en silencio, dejándote mirar por Él.
Personal: Hoy haré un acto concreto de desprendimiento: dejaré algo que me ata o me distrae del seguimiento de Cristo (un hábito, una actitud, una posesión innecesaria). Familiar/Comunitario: Hablaré con mi familia sobre lo que significa ser libre en Dios, proponiendo un cambio juntos que facilite más tiempo de oración o servicio. ¿Cuándo he pospuesto mi entrega por miedo o comodidad? ¿Qué me pide hoy Jesús que deje para seguirlo más de cerca?
Por quienes sienten el llamado a una vocación consagrada, para que respondan con libertad y prontitud. Por los que viven esclavos del miedo o el apego, para que encuentren la verdadera libertad en Cristo. Por la Iglesia, para que sea testigo valiente del seguimiento radical al Evangelio. Por las familias, para que ayuden a sus miembros a descubrir y seguir su llamado. Por nosotros, para que no pongamos excusas al llamado que Jesús nos hace cada día.
Gracias, Señor, por mirar nuestro corazón con amor. Queremos seguirte con decisión, como verdaderos discípulos tuyos. Padre Nuestro... Dios te Salve, María... Virgen María, Madre del sí total, ayúdanos a seguir a tu Hijo sin titubeos. Conságranos a tu Corazón para que cada paso nuestro nos lleve más cerca de Jesús. Amén.
1. Contexto Histórico-Literario Cuando Mateo escribe este pasaje, la comunidad judeocristiana se encuentra en transición y tensión: entre el apego a la Ley mosaica y la apertura a la universalidad del mensaje de Cristo. Es una comunidad que comienza a enfrentar persecución y debe decidir si seguir a Jesús a pesar del costo. El género literario es narrativo didáctico, típico de los Evangelios, donde las acciones y palabras de Jesús revelan verdades profundas. Este texto aparece después de varios milagros, mostrando un Jesús poderoso y atrayente, pero que ahora exige una respuesta radical. Mateo, el evangelista, escribe para una comunidad que necesita claridad sobre el costo del discipulado. 2. Exégesis Lingüística y Simbólica El verbo griego akolouthein (seguir) implica adhesión total, no solo física sino existencial. El "escriba" que se ofrece voluntariamente representa el entusiasmo superficial; el "otro discípulo" pide un aplazamiento para enterrar a su padre, lo que en el contexto cultural puede significar esperar hasta la muerte del progenitor. Jesús responde con una exigencia desconcertante: “Deja que los muertos entierren a sus muertos”, un juego de palabras con profundo simbolismo: los muertos espirituales (los que no han acogido el Reino) pueden encargarse de asuntos temporales. Jesús invita a una vida plena, urgente, libre de ataduras, que supera incluso los deberes familiares cuando obstaculizan el seguimiento radical del Reino. 3. Interpretación Patrística y Magisterial San Jerónimo comenta que este pasaje muestra que Jesús no rechaza los vínculos familiares, pero sí exige priorizar el Reino. San Juan Crisóstomo advierte que no se trata de despreciar al padre, sino de responder sin dilación a la llamada divina. El Concilio Vaticano II, en Lumen Gentium (n. 42), presenta la radicalidad evangélica como una forma superior de vida cristiana. Verbum Domini (n. 51) insiste en que el seguimiento de Cristo no es teoría, sino entrega vital. En la liturgia, este texto subraya el compromiso total exigido a quienes reciben el llamado, particularmente en las vocaciones especiales. 4. Aplicación Pastoral Contemporánea En una época marcada por el compromiso parcial, la prisa y las prioridades cambiantes, este pasaje interroga profundamente. ¿Qué estamos posponiendo por miedo a perder estabilidad o comodidad? Para jóvenes, el texto plantea una llamada a decisiones valientes; para familias, una invitación a priorizar la fe sobre estructuras tradicionales. Para adultos mayores, puede ser una luz para desapegarse de seguridades. En tiempos de crisis, esta palabra nos recuerda que la vida con Cristo requiere dejar atrás todo lo que no da vida. Es un llamado a una fe adulta, libre, confiada. Preguntas para la reflexión: ¿Qué aspecto de este texto me resulta más desafiante? ¿Cómo puedo vivir hoy esta Palabra en mi realidad concreta? ¿Qué me enseña este pasaje sobre el corazón y las prioridades de Jesús?