📅 08/07/2025
Mateo 9, 32-38
¿Te has sentido abrumado alguna vez al ver tanto dolor y necesidad a tu alrededor? ¿Has pensado que tus pequeños gestos no pueden cambiar nada en un mundo tan herido? Hoy Jesús te muestra el secreto de su corazón: Él mira con compasión profunda y ve oportunidades donde otros ven problemas. Tu sensibilidad ante el sufrimiento ajeno no es debilidad, es el eco del mismo corazón de Cristo que late en ti.
Respira lentamente y permite que tu corazón se aquiete... Coloca ambas manos sobre tu pecho y siente el ritmo de vida que Dios sostiene en ti. En este momento, deja que los ruidos exteriores se desvanezcan y concéntrate en esta verdad: el mismo Jesús que se compadeció de las multitudes está aquí contigo. Sus ojos misericordiosos te miran con el mismo amor, y su corazón se conmueve por lo que tú vives. Ven con confianza a su encuentro.
esús sana, enseña y se compadece de las multitudes como pastor que ve ovejas dispersas sin guía.
"Hijo amado, hija querida, cuando tu corazón se entristece por el dolor del mundo, cuando sientes que hay tanto por hacer y tan pocos que realmente se comprometen, recuerda que esa angustia nace de mi propio corazón que late en ti. Yo veo cada lágrima, cada soledad, cada búsqueda silenciosa. Y así como me compadezco, quiero que tú también tengas mis entrañas de misericordia. No te desanimes por la inmensidad de la necesidad; comienza donde estás, con quien tienes cerca. Cada gesto de amor es una respuesta a mi oración por obreros. Tú eres la respuesta que he estado esperando."
Padre de toda misericordia, fuente de compasión infinita, reconozco que mi corazón a veces se endurece ante el dolor ajeno. Perdóname cuando paso de largo, cuando prefiero no ver las necesidades que me rodean. Dame ojos como los de tu Hijo para mirar con ternura. Jesús, Buen Pastor, tú que te compadeciste de las multitudes porque estaban como ovejas sin pastor, compadécete también de mí. Muchas veces me siento perdido, sin rumbo claro. Pero también ayúdame a ser pastor para otros, a acompañar a quien lo necesite. Espíritu Santo, fuego del amor divino, enciende en mi corazón la compasión auténtica. Que no sea solo sentimiento que pasa, sino fuerza transformadora que me mueva a la acción. Haz de mí un obrero generoso en la viña del Señor. María, Madre de misericordia, tú que supiste compadecerte en las bodas de Caná, intercede para que mi corazón sea sensible a las necesidades de mis hermanos.
Evangelio según san Mateo 9, 32-38 (Biblia de Jerusalén) «Estaban saliendo ellos todavía, cuando le presentaron un mudo endemoniado. Expulsado el demonio, el mudo habló. Y la muchedumbre, admirada, decía: “Jamás se vio cosa igual en Israel.” Pero los fariseos decían: “Por el Príncipe de los demonios expulsa a los demonios.” Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y dolencia. Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dice a sus discípulos: “La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies.”»
Este pasaje nos muestra dos escenas: la sanación de un hombre mudo y la mirada de Jesús ante las multitudes. El milagro ocurre rápidamente: expulsado el demonio, el hombre habla. El pueblo se maravilla, los fariseos lo critican. Pero lo más profundo está en el corazón de Jesús: compasión. El verbo griego usado (“splagjnízomai”) alude a una emoción visceral, entrañas conmovidas por el sufrimiento humano. Jesús no se limita a hacer milagros: observa el abandono, el cansancio, la falta de dirección del pueblo. Y no se queda indiferente. Él se compadece y propone una solución: orar por más obreros. La comunidad cristiana primitiva entendía este pasaje como un llamado a la misión. Hoy, ¿cómo vemos a nuestra gente cansada? ¿Quién cuida a los que sufren? Preguntas: ¿Qué palabra o imagen me conmueve hoy? ¿Qué me revela la compasión de Jesús sobre mi situación actual? ¿Estoy dispuesto a orar... o incluso a ser enviado? Jesús te ve. Sí, a ti. Tal vez no puedas hablar como quisieras. Tal vez te cuesta orar, expresar tus emociones, encontrar dirección. Él te escucha aunque estés mudo, y tiene poder para liberar lo que oprime tu alma. También mira tu entorno. ¿No hay rostros que parecen perdidos, desanimados, sin rumbo? Él te invita a mirar con sus ojos, a dejar que tu corazón se llene de compasión verdadera. No se trata de hacer grandes cosas, sino de dejarte tocar y responder: en tu familia, en tu trabajo, en tu comunidad.
Jesús, a veces soy como ese mudo: tengo tanto dentro de mí que no sé cómo expresarlo. Me duelen cosas, y no siempre me atrevo a nombrarlas. Pero Tú me entiendes. Tú me liberas. Hoy quiero dejarte entrar, tocar lo que está bloqueado en mí. Gracias porque no me juzgas, sino que te compadeces. Enséñame a mirar como Tú, a orar por más obreros... y a ser uno, con lo poco que soy. Me entrego a tu voluntad, confiando en tu amor.
Mira a Jesús en medio de una multitud. Sus ojos no juzgan; duelen. Su corazón no evade; se acerca. Deja que esa mirada te envuelva. Quédate ahí. Imagina que tú eres esa oveja cansada, y que Él te levanta, te lleva sobre sus hombros. No digas nada. Solo respira. Él está contigo. Y eso basta.
Gesto personal: Hoy haré una acción concreta de compasión: puede ser escuchar atentamente a alguien que necesite desahogarse, ayudar a una persona mayor, o simplemente sonreír genuinamente a quien se vea triste. Actitud familiar: Practicaré la "mirada compasiva" en casa, especialmente con el familiar que más me desafía, tratando de ver sus necesidades profundas más que sus defectos superficiales. Intención comunitaria: Oraré especialmente por los evangelizadores, catequistas y todos los que dedican su tiempo a ser "obreros" en la viña del Señor en mi comunidad. Examen nocturno: Esta noche me preguntaré: "¿En qué momentos de hoy mi corazón se conmovió por otros? ¿Cómo respondí a esa compasión que Dios puso en mí?"
Por la Iglesia: que nunca pierda el impulso misionero y la compasión de Cristo. Por los gobernantes: que sus decisiones busquen el bien de los más abandonados. Por quienes viven en soledad o enfermedad, para que encuentren consuelo en Dios. Por nuestra comunidad: que seamos obreros generosos en la mies del Señor. Por quienes se sienten sin voz: que Jesús los libere y les dé palabra y esperanza.
Gracias, Señor, por haberte acercado a mí hoy. Me consagro a tu Sagrado Corazón, con la ayuda de María. Padre Nuestro... Dios te salve, María... María, Madre de la compasión, guíame siempre al corazón de tu Hijo. Amén.
1. 🏛️ Contexto histórico-literario Este pasaje se encuentra al final de una sección (Mt 8–9) donde Mateo presenta una serie de milagros que revelan la autoridad de Jesús sobre la naturaleza, los demonios, la enfermedad y la muerte. Jesús aparece como el Mesías esperado, que no solo enseña, sino que libera y sana. La narrativa del endemoniado mudo representa un resumen del conflicto entre la revelación de Jesús y la oposición religiosa. El evangelista prepara aquí el envío misionero del capítulo 10, resaltando la necesidad urgente de trabajadores para la abundante mies del Reino. 2. 🧠 Explicación teológica y exegética Este pasaje combina tres elementos fundamentales: Sanación y exorcismo (vv. 32-34): Jesús libera a un hombre mudo poseído por un demonio. El milagro es claro signo del Reino. Pero los fariseos, cegados por su juicio ideológico, atribuyen esta obra a Satanás. Aquí se prefigura el pecado contra el Espíritu Santo: ver el bien y llamarlo mal. Actividad misionera (v. 35): Jesús se muestra como el pastor que enseña, predica y sana. Esta es una síntesis del ministerio de Cristo: evangelizar integralmente, sin reducir el Reino a solo doctrina o solo acción social. Compasión pastoral (vv. 36-38): El corazón de Jesús se conmueve ante el abandono espiritual del pueblo. Este dolor de Cristo lo lleva a convocar a más trabajadores del Reino. Este clamor misionero es actual: Jesús quiere más manos, más corazones disponibles. 3. 💡 Mensaje teológico central Jesús es el Mesías compasivo y poderoso, que libera del mal, sana y enseña. La respuesta al sufrimiento humano es su presencia activa y pastoral. Pero el Reino necesita colaboradores: la oración y la disponibilidad son claves. La mies (la humanidad necesitada) sigue siendo mucha, y Dios cuenta con nosotros. 4. 🙏 Aplicación espiritual y pastoral Para el orante: ¿Reconozco a Jesús como aquel que puede liberar mis “mudeces”, es decir, todo lo que impide expresar amor, verdad, perdón? Para el discípulo: ¿Veo el mundo con los ojos compasivos de Cristo o con juicio? ¿Estoy dispuesto a ser enviado, aunque sea a mis cercanos? Para la Iglesia: Este texto es un llamado a la misión: la formación de agentes pastorales, la oración por las vocaciones y el compromiso con los abandonados son urgencias del Reino hoy.