Lectio Divina Juan 10, 11-16

📅 24/10/2025

📜 Evangelio del Día

Juan 10, 11-16

✨ Motivación

Jesús se presenta como el Buen Pastor que, en medio de la dispersión y el cansancio, Él está cercano y atento. Si sientes miedo, soledad o incertidumbre por decisiones familiares o de trabajo, este momento de oración es un refugio de confianza filial y sanación interior para tu corazón.

📖 Introducción

Jesús se presenta como el Buen Pastor que, en medio de la dispersión y el cansancio, Él está cercano y atento. Si sientes miedo, soledad o incertidumbre por decisiones familiares o de trabajo, este momento de oración es un refugio de confianza filial y sanación interior para tu corazón.

📝 Descripción

El Buen Pastor conoce, busca y reúne; su amor sana miedos y da pertenencia en medio de dispersión.

💬 Cita Yo Soy

«Yo soy el Buen Pastor que te llama por tu nombre. Descansa en mis hombros cuando no puedas más; yo cargo contigo. Mi amor no te suelta: te conozco, te perdono y te conduzco. Permanece en mi voz y serás uno conmigo; te daré paz y pertenencia.»

🙏 Oración Inicial

Padre amado, en el nombre de Jesús y en el soplo del Espíritu, vengo como oveja que necesita tu guía. Tú conoces mis heridas, mis dudas y mis prisas. Hoy quiero escuchar tu voz y descansar en tus hombros. Concédeme la gracia de reconocer a tu Hijo como Buen Pastor, obedecer su llamada y dejarme conducir a prados de paz. Purifica mis intenciones, cura mis relaciones y ordena mis pasos. Por la intercesión de María, Madre y Pastora de ternura, enséñame a confiar sin reservas. Que esta oración me una más a tu corazón. Amén. Guarda mi fe en la noche y hazme signo de tu cuidado para otros.

📖 Lectio

Evangelio según San Juan 10, 11-16 (Biblia de Jerusalén) «Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. El asalariado, que no es pastor y a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo las arrebata y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco a las mías y las mías me conocen, igual que me conoce el Padre y yo conozco al Padre; y doy mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir, y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor.»

🧘 Meditatio

En Juan, Jesús se revela con el “Yo soy” del Buen Pastor, figura profético-mesiánica que evoca a Ezequiel 34, donde Dios mismo promete pastorear a su pueblo. El contraste pastor/asalariado explica la diferencia entre amor sacrificado y interés. “Dar la vida” anticipa la Cruz; “conozco” indica intimidad de alianza, como entre Padre e Hijo. “Otras ovejas” apunta a la universalidad de la misión que supera Israel, reuniendo un solo rebaño. Género: discurso revelatorio cristológico. Clave: escuchar su voz. Conexiones: Salmo 23; 1 Pe 2,25; Hb 13,20; Jn 11,52. La Iglesia nace alrededor de esta voz que convoca, salva y une. Jesús te mira hoy y te llama por tu nombre. Tú no eres un número ni una tarea pendiente: eres amado. En tus jornadas agitadas, su voz compite con ruidos, pantallas y opiniones. Él no grita, llama con mansedumbre. Pide un acto: escuchar y seguir. ¿En qué área de tu vida necesitas especialmente esta Palabra? Tal vez en decisiones laborales, en la crianza, en una soledad que ocultas, en heridas que todavía sangran. El Buen Pastor no promete caminos sin valle, promete presencia que sostiene. Cuando temes perder el control, recuerda: no eres el pastor de ti mismo. Entrega agendas rígidas, culpas viejas y miedos nuevos. Practica la confianza filial: repite durante el día “Jesús, confío en Ti, condúceme”. Si eres padre o madre, pastorea con paciencia; si vives solo, busca comunidad; si lideras, cuida más que exijas. ¿Qué miedos o esperanzas toca en ti este mensaje? Quizá el miedo a quedar atrás; quizá la esperanza de empezar de nuevo. Hoy, da un paso: apaga el ruido un momento, abre el Evangelio y deja que su voz te reúna. Él te lleva a pertenecer y a descansar en su misericordia encontrarás rumbo, valor, perdón, compañía y vida abundante hoy. Siempre.

🙌 Oratio

Señor Jesús, Buen Pastor, reconozco que muchas veces me pierdo en mis prisas y me vuelvo sordo a tu voz. A veces me cuesta confiar y quiero controlar todo; me consumo en preocupaciones y dejo que el miedo me disperse. Te agradezco porque me conoces por mi nombre, me buscas cuando me alejo y cargas conmigo sin reproches. Te pido que hoy enciendas en mí un corazón dócil para escuchar y seguir tus pasos; líbrame de la tibieza, del ruido interior y de la autosuficiencia. Conduce mis decisiones, mis afectos y mi trabajo hacia tu voluntad. Te ofrezco mi tiempo, mis talentos y mis heridas; haz de mi vida un lugar seguro para otros, un pequeño redil donde se experimente tu consuelo. Dame amor pastoral para quienes me confías y enséñame a reunir, no a dispersar. Amén. Que tu Espíritu me fortalezca en la prueba, me corrija con ternura y me sostenga en la esperanza.

🕊️ Contemplatio

Imagínate en un valle al amanecer; hay neblina suave y el silencio es hondo. Escucha el leve sonido de un cayado sobre la roca. Ves a Jesús acercarse, rostro sereno, mirada que reconoce. Su manto huele a lana y viento. Oyes tu nombre pronunciado con una dulzura inconfundible. Sientes en el pecho una paz tibia. Él pone su mano sobre tu cabeza, y todo miedo se afloja. Deja que su amor te reúna, te cargue si es necesario y te lleve a descansar. En silencio, solo recibe pertenencia, dirección y consuelo que permanece aun cuando el camino parezca incierto.

🤝 Compromiso

Gesto personal: Buscaré diez minutos de silencio para escuchar el Evangelio de hoy y repetiré: “Jesús, Buen Pastor, condúceme”. Actitud familiar: Practicaré una escucha activa con alguien de casa, sin interrumpir ni juzgar; ofreceré una palabra de consuelo. Intención comunitaria: Identificaré a una persona sola o herida en mi comunidad y le brindaré compañía concreta: una visita, un mensaje, un favor. Examen nocturno: Preguntaré al Señor: “¿En qué momento hoy seguí tu voz y en cuál me guié por el miedo?”. Anotaré un paso pequeño para mañana y rezaré por las “otras ovejas” que Jesús quiere reunir. Cuidaré mi lenguaje durante el día para no dispersar a nadie con quejas; buscaré reunir con gestos de paz.

📢 Peticiones

Por la Iglesia: que escuche la voz de Cristo y cuide con amor pastoral a los más frágiles. Roguemos al Señor. Por los pastores y consagrados: que entreguen la vida con alegría y recto discernimiento. Roguemos al Señor. Por las familias divididas: que el Buen Pastor sane heridas y restaure la unidad en la verdad y la caridad. Roguemos al Señor. Por quienes se sienten perdidos o solos: que reconozcan la voz de Jesús y hallen comunidad. Roguemos al Señor. Por nosotros: que seamos instrumentos de reunión y no de dispersión en nuestros ambientes. Roguemos al Señor.

🛐 Oración de Consagración

Gracias, Jesús Buen Pastor, por tu palabra que me llama por mi nombre y me reúne en tu paz. Quiero responder con confianza filial. Rezamos juntos el Padrenuestro, poniendo nuestra vida en tus manos: Padre nuestro… María, Madre dulce, me consagro a tu corazón; enséñame a escuchar la voz de tu Hijo y a cuidarlo en los pequeños de cada día. Tómame de la mano cuando me disperse. Bajo tu amparo me pongo en las noches y en las pruebas. Rezo contigo el Avemaría: Dios te salve, María… Amén. Que tu ternura me conduzca siempre a Jesús, y mi casa sea escuela de caridad, escucha y oración perseverante.

📖 Hermenéutica

1. Contexto histórico-literario. El Evangelio de Juan, compuesto hacia fines del siglo I, presenta discursos revelatorios donde Jesús se autoidentifica con fórmulas “Yo soy” que iluminan su identidad divina y su misión salvífica. Jn 10,11-16 se sitúa en el contexto de la confrontación con líderes religiosos (Jn 9–10), mostrando a Cristo como Pastor verdadero frente a guías infieles. El género es discursivo-cristológico, con fuerte simbolismo pastoral. La comunidad joánica, inmersa en tensiones y dispersión, recibe aquí consuelo y criterio de pertenencia: escuchar la voz del Hijo para permanecer en la comunión (cf. Dei Verbum 25). 2. Exégesis lingüística y simbólica. “Buen” (kalós) no es solo “bueno” moralmente, sino “bello/noble”: el Pastor ideal que cumple Ezequiel 34, donde Dios mismo promete pastorear y rescatar a su rebaño. “Dar la vida” anticipa la Pascua; no se trata de emoción sino de acto sacrificial. “Conocer” (ginōskein) denota comunión de alianza, semejante a la mutua gnosis Padre-Hijo (Jn 10,15). “Otras ovejas” revela la universalidad misionera: judíos y gentiles llamados a una unidad escatológica (“un solo rebaño, un solo pastor”). Conexiones: Sal 23; Jer 23; 1 Pe 2,25; Hb 13,20; Jn 11,52. La estructura contrasta Pastor/asalariado y culmina en la unidad querida por Dios. 3. Interpretación patrística y magisterial. San Agustín señala que Cristo “nos conoció para hacernos suyos y nos buscó cuando estábamos perdidos” (In Io. Evang. tract. 46). San Ambrosio identifica el “buen” con la excelencia del amor que se entrega (Expositio Ev. sec. Luc.). La tradición lee a Cristo como cumplimiento de Ez 34: Dios-Pastor actúa en Jesús. El Magisterio insiste en la escucha orante para entrar en la comunión del Pastor (CIC 2708; Verbum Domini 51). La Pontificia Comisión Bíblica recuerda integrar método histórico-crítico y lectura en el Espíritu en la Iglesia, para acoger el sentido vivo de la Palabra (PCB, La interpretación de la Biblia en la Iglesia). Litúrgicamente, el Buen Pastor funda la plegaria por la unidad y la misión universal (cf. Jn 10 proclamado en Pascua y en fiestas del Buen Pastor). 4. Aplicación pastoral contemporánea. En un contexto de dispersión digital, polarización social y cansancio interior, Jn 10 ofrece pertenencia, guía y consuelo. A los laicos: discernimiento de voces, trabajo santificado y caridad concreta. A las familias: educar escuchando, corregir cuidando, reconciliar sin humillar. A los pastores: estilo de cuidado que precede y acompaña, preferencia por los heridos. En la rutina, el texto invita a micro-prácticas de escucha (silencio, lectio, examen); en el sufrimiento, ofrece hombros que cargan; en la alegría, llama a compartir la vida con otros. La meta: una Iglesia que no dispersa, sino que reúne en Cristo, “Príncipe de los pastores” (1 Pe 5,4), para que “haya un solo rebaño y un solo pastor” (Jn 10,16). (Referencias: CIC 2708; Jn 10,11-16; Ez 34; Sal 23; Dei Verbum 25; Verbum Domini 51).

🎥 Video Reflexión