Lectio Divina Lucas 13, 31-35

📅 30/10/2025

📜 Evangelio del Día

Lucas 13, 31-35

✨ Motivación

Jesús avanza con firmeza hacia Jerusalén, sabiendo que allí lo espera el dolor y la cruz, pero también la plenitud de su misión. Si te encuentras cansado por los caminos inciertos de la vida o temes lo que viene, este momento de oración es para confiar: el Señor camina contigo, aun cuando no entiendes su plan, y te enseña a descansar en su amor fiel.

📖 Introducción

Antes de leer el Evangelio, busca un lugar tranquilo. Siéntate con la espalda recta, apoya tus pies en el suelo y respira profundamente tres veces. Con cada inhalación, di en tu interior: “Señor, confío en Ti”. Con cada exhalación, suelta tus preocupaciones. Siente la presencia de Dios que te envuelve con ternura. No necesitas aparentar nada: ven como eres. Deja que el silencio te hable y que tu corazón, poco a poco, se serene ante la mirada amorosa de Jesús.

📝 Descripción

Jesús, firme en su misión, revela el corazón de Dios que ama y sufre por su pueblo.

💬 Cita Yo Soy

Yo soy tu refugio cuando el mundo te hiere y tus fuerzas se apagan. No temas los caminos donde parezco callar; allí estoy más cerca, guiando tus pasos hacia mi voluntad. Confía en Mí, hijo mío, porque en cada herida preparo una gracia nueva y en cada espera te enseño a amar.

🙏 Oración Inicial

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Padre de bondad, en esta hora quiero detenerme ante Ti para descansar en tu presencia. Reconozco mis miedos, mis prisas y mi necesidad de controlarlo todo. Hoy vengo a aprender a confiar. Jesús, Hijo amado, enséñame a seguirte con el corazón firme, aun cuando no entienda tus caminos. Espíritu Santo, sopla sobre mí la paz que viene de lo alto y dame tu luz para escuchar lo que quieres decirme en tu Palabra. María, Madre fiel, enséñame a guardar en silencio las cosas que no comprendo, y a confiar como tú confiaste. Amén.

📖 Lectio

“En aquel momento se acercaron algunos fariseos y le dijeron: ‘Sal y vete de aquí, porque Herodes quiere matarte’. Él les contestó: ‘Vayan a decirle a ese zorro: hoy y mañana expulso demonios y realizo curaciones, y al tercer día termino mi obra. Pero hoy, mañana y pasado tengo que seguir mi camino, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén.’ ¡Jerusalén, Jerusalén!, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados, ¡cuántas veces quise reunir a tus hijos como la gallina reúne bajo las alas a sus polluelos, y no quisiste! Miren, su casa se les quedará vacía. Y les digo que no me verán hasta el día en que digan: ‘Bendito el que viene en nombre del Señor.’”

🧘 Meditatio

Este pasaje se sitúa en el camino de Jesús hacia Jerusalén, símbolo del cumplimiento de su misión y del rechazo que encontrará. La advertencia de los fariseos sobre Herodes revela la amenaza constante, pero Jesús no se deja intimidar. Su respuesta muestra una conciencia clara de su destino: su vida no está en manos del poder humano, sino en el designio del Padre. La imagen de la gallina que protege a sus polluelos expresa con ternura el amor de Dios que quiere cobijar a su pueblo. Este texto une firmeza profética y compasión maternal: el corazón de Cristo herido y fiel. ¿En qué área de tu vida necesitas especialmente esta Palabra? Quizá hay temores que te paralizan, caminos donde no ves claridad o momentos donde sientes que Dios calla. Jesús te enseña hoy a avanzar con serenidad, sabiendo que el Padre conduce todo, incluso lo que no comprendes. Él no huye ante la amenaza; sigue su camino confiando en la voluntad del Padre. También te recuerda que su amor es tierno como el de una madre que quiere proteger a sus hijos, pero que respeta tu libertad. ¿Qué partes de ti siguen resistiéndose a ser abrazadas por Dios? Él te llama a dejarte reunir bajo sus alas, a abandonar las excusas y permitir que su ternura sane tu miedo. Dios no te exige perfección, sino confianza. Deja que su mirada te enseñe a amar lo que vives, incluso lo que duele. Pídele que transforme tu inseguridad en oración y tu ansiedad en entrega. Hoy, mientras contemplas a Jesús caminando hacia Jerusalén, escucha su voz que te dice: “Sigue adelante, confía; mi amor no te abandona, aunque el camino te parezca oscuro.”

🙌 Oratio

Señor Jesús, me miras con ternura cuando intento huir de lo que me asusta. A veces me canso de luchar, me cuesta creer que estás obrando en lo oculto. Pero Tú me enseñas que el amor verdadero no se detiene ante el miedo. Gracias por no rendirte conmigo, por seguir buscándome incluso cuando cierro la puerta. Hoy quiero decirte con todo mi corazón: confío en Ti. Tómame de la mano y llévame contigo por este camino hacia Jerusalén, donde tu voluntad se cumple en el amor y en la cruz. Hazme firme en la fe y dócil en el corazón. No permitas que la amargura ni el temor me roben la paz. Quiero aprender a descansar bajo tus alas, como el polluelo que sabe que su madre no lo abandona. Jesús, que tu ternura venza mis resistencias, que tu luz venza mis sombras, y que mi vida sea una ofrenda sencilla de confianza y amor. Amén.

🕊️ Contemplatio

Imagínate en el camino con Jesús, sintiendo el viento del atardecer en tu rostro. Lo ves avanzar con paso sereno, sin miedo, mientras el sol se oculta tras Jerusalén. Escucha su voz que dice con compasión: “¡Cuántas veces quise reunirlos bajo mis alas!”. Siente su mirada sobre ti, una mezcla de tristeza y amor inmenso. Deja que su silencio te envuelva y que su paz penetre hasta lo más hondo. Permanece así, sin palabras, recibiendo la ternura de Aquel que nunca se cansa de esperarte. En este silencio, confía… Él está aquí.

🤝 Compromiso

Gesto personal: Cada mañana, al despertar, repetiré: “Jesús, confío en Ti”, entregando el día a su voluntad. Actitud familiar: Escucharé con paciencia a los míos, sin responder con prisa o irritación, recordando la ternura de Cristo. Intención comunitaria: Oraré por los que sienten que Dios los ha olvidado, especialmente por los enfermos y los que han perdido la fe. Examen nocturno: Al final del día, me preguntaré: ¿He confiado hoy en el Señor, o me he dejado dominar por el miedo?

📢 Peticiones

Por la Iglesia, para que permanezca fiel al Evangelio incluso en medio de la oposición y el dolor. Roguemos al Señor. Por los gobernantes y responsables públicos, para que busquen caminos de justicia y paz, guiados por la verdad. Roguemos al Señor. Por los que viven con miedo, incertidumbre o soledad, para que encuentren refugio bajo las alas del amor de Dios. Roguemos al Señor. Por las familias que atraviesan dificultades, para que aprendan a confiar y reconciliarse en el Señor. Roguemos al Señor.

🛐 Oración de Consagración

Gracias, Señor Jesús, por tu Palabra viva que me consuela y fortalece. Hoy te consagro mi vida, mis temores y mis caminos. Quiero vivir en confianza filial, seguro de que nada escapa a tu amor providente. Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre… María, Madre del amor confiado, te consagro mi corazón. Enséñame a decir “sí” en cada circunstancia y a vivir abandonado en la voluntad de Dios. Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo…

📖 Hermenéutica

El texto de Lucas 13, 31-35 pertenece a la sección del viaje de Jesús hacia Jerusalén (Lc 9,51–19,27), símbolo del cumplimiento de su misión redentora. El género literario es narrativo con elementos proféticos y lamentación. El contexto histórico refleja la tensión entre la autoridad religiosa de Jerusalén y los profetas que Dios envía. Jesús se presenta como el último y definitivo profeta que lleva a plenitud la historia de la salvación. El término “zorro” aplicado a Herodes es una ironía: el poder político no puede frustrar el plan divino. “Hoy, mañana y pasado” expresa la seguridad de Jesús en el designio del Padre. Jerusalén, la ciudad santa, es imagen de la humanidad que rechaza a Dios, pero también el lugar donde la redención se cumple. Desde la exégesis simbólica, la imagen de la “gallina que reúne a sus polluelos” revela el rostro maternal de Dios: un amor que acoge, protege y llora por sus hijos. En el griego original, el verbo “epithymēsa” (he deseado ardientemente) indica un deseo profundo, casi doliente, de comunión. El corazón de Cristo manifiesta aquí una compasión que trasciende toda dureza humana. San Agustín comenta que Jesús llora sobre Jerusalén no por debilidad, sino por la fuerza de un amor que sufre al no ser correspondido. San Juan Crisóstomo señala que la tristeza de Cristo es pedagogía divina: su lamento es llamado a la conversión. El Magisterio interpreta este pasaje como testimonio del amor inmutable de Dios: “En los libros sagrados, el Padre sale amorosamente al encuentro de sus hijos” (Dei Verbum 21). Benedicto XVI, en Verbum Domini, afirma que en el rostro de Cristo se revela la compasión divina que respeta la libertad del hombre, aun cuando ésta conduce al rechazo. Croatto y Schökel coinciden en que la lectura bíblica es siempre relectura desde la vida: el texto adquiere sentido en el encuentro actual del creyente con el Misterio. Así, el lamento de Jesús sobre Jerusalén interpela también a la Iglesia y a cada creyente hoy. ¿Dónde seguimos resistiendo su abrazo? Pastoralmente, este texto ilumina los tiempos de miedo, incertidumbre o dolor. Enseña a confiar en el plan de Dios incluso cuando parece que todo se derrumba. Es una invitación a no huir de la misión, a no rendirse ante el desánimo, a seguir caminando con fe. El creyente, como Jesús, está llamado a unir firmeza profética y ternura compasiva. Confiar no significa evitar la cruz, sino caminar hacia ella con el corazón sostenido por el amor del Padre. (CIC 272, 609).