📅 14/08/2025
Mateo 18, 21-19. 1
Jesús enseña a perdonar sin límite, que en relaciones rotas por heridas profundas, Él está restaurando con misericordia. Si sientes que te cuesta soltar el dolor o perdonar de corazón, esta Palabra es medicina que libera, sana y te hace nuevo desde lo más hondo.
Antes de iniciar, toma tres respiraciones profundas… siéntate con la espalda recta y relaja los hombros. Recuerda que Dios está presente aquí, contigo, ahora. No necesitas ser perfecto para acercarte: solo tener el corazón dispuesto. Ven tal como estás, porque este momento es para ti y para Él.
Jesús nos muestra que el perdón sin medida es camino de libertad interior.
Yo soy el Rostro de la Misericordia… vengo a ti cuando el rencor encadena tu alma… si me dejas entrar, te enseñaré a perdonar como yo lo hice desde la cruz, y tu corazón hallará la paz que tanto anhela.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amado Dios, hoy vengo con mis heridas abiertas, sabiendo que sólo Tú puedes sanarlas. Jesús, necesito tu mirada de misericordia para aprender a perdonar como Tú. Espíritu Santo, ilumina mi mente y suaviza mi corazón. María, Madre de ternura, acompáñame como intercesora fiel en este camino hacia la libertad interior. Amén.
Mateo 18, 21–19, 1 (Biblia de Jerusalén): Entonces se acercó Pedro y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí y le habré de perdonar? ¿Hasta siete veces?» Jesús le dice: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por eso, el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al comenzar a ajustarlas, fue presentado uno que le debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido, él, su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, y que se le pagase. Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: “Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré.” Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda. Al salir de allí aquel siervo encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios, y agarrándole le ahogaba diciendo: “Paga lo que debes.” Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: “Ten paciencia conmigo, que te lo pagaré.” Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel hasta que pagase lo que debía. Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. Su señor entonces le mandó llamar y le dice: “Siervo malvado, yo te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?” Y encolerizado su señor le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía. Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial si no perdonáis de corazón cada uno a su hermano.» Y sucedió que, cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y vino a la región de Judea al otro lado del Jordán.
Pedro propone un perdón generoso (siete veces), pero Jesús amplía la medida a "setenta veces siete", símbolo de perdón infinito. La parábola es propia del evangelio de Mateo y tiene estructura de contraste: un gran perdón recibido, una pequeña deuda no perdonada. El talento equivalía a unos 6,000 denarios, lo que realza la enormidad de la deuda inicial. Jesús enseña que la misericordia recibida debe ser ofrecida a otros. El género es parábola sapiencial. ¿QUÉ ME DICE A MÍ? – Dios me habla personalmente hoy Tú sabes lo que es que te hieran… y también lo que cuesta perdonar. Esta Palabra no es una exigencia dura, sino una invitación liberadora. ¿Qué miedos o esperanzas toca en ti este mensaje? Tal vez temes que perdonar signifique olvidar el daño. Pero Jesús te muestra otro camino: el perdón no niega el dolor, lo redime. Él no te pide hacerlo solo. Te ofrece su gracia. Hoy puedes dar un paso, incluso pequeño, hacia ese perdón que tanto cuesta. No para justificar al otro, sino para sanar tu alma. Piensa: ¿en qué área de tu vida necesitas especialmente esta Palabra? Dios quiere que vivas libre. Este Evangelio te llama a romper las cadenas del resentimiento y caminar en paz.
Jesús, cuando leo esto me doy cuenta de que hay rencores que aún cargo… A veces me cuesta soltar, me cuesta perdonar de corazón. Te agradezco porque no me condenas, sino que me enseñas un camino nuevo. Gracias por tu paciencia y por todo lo que me has perdonado a mí. Te pido que entres en mi herida, en esa que me cuesta abrir. Ayúdame a mirar con tus ojos al que me ha herido. Te ofrezco mi deseo de sanar, mi decisión de comenzar a perdonar, aunque no sepa cómo. Enséñame a amar como Tú. Amén.
Imagínate en el palacio del rey de la parábola… ve a Jesús sentado en el trono, mirándote con ternura… escucha su voz que dice: “Yo te perdoné todo”… siente la emoción de saberse libre… deja que su amor toque tu corazón endurecido… no necesitas palabras… solo recibe el regalo de su misericordia sin condiciones…
Gesto personal: Escribir una carta (aunque no la envíes) a alguien que necesitas perdonar. Actitud familiar: Practicar el perdón inmediato ante cualquier roce o herida en casa. Intención comunitaria: Rezar por personas en conflicto o alejadas por falta de perdón. Examen nocturno: ¿Hoy perdoné como fui perdonado? ¿O alimenté algún resentimiento?
Por la Iglesia y sus pastores, que sean testigos de reconciliación en un mundo dividido. Por el mundo y sus gobernantes, que promuevan el perdón y la paz verdadera entre pueblos. Por quienes sufren heridas profundas, para que encuentren consuelo y sanación en Dios. Por nuestra comunidad local, para que vivamos relaciones marcadas por la misericordia. Por quienes hoy están llamados a perdonar, que encuentren fortaleza y libertad en Cristo.
Gracias, Señor, porque me has mostrado que el perdón es un regalo que libera. Con humildad rezo el Padrenuestro, pidiendo que se haga tu voluntad de paz en mí. Madre Santísima, consagro este momento a tu Corazón Inmaculado. Ayúdame a perdonar como tú, desde el amor y la ternura. Rezo contigo el Avemaría, confiando mi corazón herido en tus manos.
1. CONTEXTO HISTÓRICO-LITERARIO Mateo escribe a una comunidad judeocristiana que vivía tensiones internas. Este pasaje forma parte del discurso comunitario de Jesús (Mt 18), orientado a regular la vida fraterna. Es una parábola con fuerte dimensión ética y espiritual. 2. EXÉGESIS LINGÜÍSTICA Y SIMBÓLICA “Setenta veces siete” (gr. hebdomēkontakis hepta) es una fórmula que indica plenitud sin límite. “Diez mil talentos” representa una deuda impagable, mientras “cien denarios” es minúscula. Hay un juego hiperbólico que contrasta justicia humana y misericordia divina. El “encarcelamiento” refleja las consecuencias interiores del rencor. 3. INTERPRETACIÓN PATRÍSTICA Y MAGISTERIAL San Juan Crisóstomo comenta que quien no perdona se convierte en su propio verdugo. San Agustín resalta que perdonar no es debilidad, sino fuerza del alma. El Catecismo (n. 2843) enseña que perdonar “setenta veces siete” no es cuantificar, sino imitar al Padre. En la liturgia, este texto se proclama en contextos penitenciales. 4. APLICACIÓN PASTORAL CONTEMPORÁNEA Vivimos tiempos de polarización, donde perdonar parece debilidad. Esta Palabra desafía nuestra cultura del “ojo por ojo” y propone un modelo superior: el del perdón activo, consciente, liberador. ¿Qué aspecto de este texto me resulta más desafiante? Tal vez la idea de perdonar sin esperar justicia inmediata. ¿Cómo puedo vivir hoy esta Palabra en mi realidad concreta? Tal vez soltando un resentimiento viejo o pidiendo perdón yo. ¿Qué me enseña sobre el corazón de Dios? Que su amor no lleva cuentas, y que me invita a vivir desde la gratuidad.