📅 22/04/2025
Juan 20, 11-18
¿Has sentido que tu oración parece un diálogo con el vacío? Hoy Jesús resucitado te llama por tu nombre. Si buscas consuelo, fe o propósito, este Evangelio te lo revela.
Haz una pausa. Respira tres veces profundamente. Con cada respiración, deja que el ruido de tu mente se disuelva. Jesús está cerca… abre el alma al encuentro.
Jesús resucitado se aparece a María Magdalena y la llama por su nombre.
✨ Fragmento inspirador de "Yo Soy" “Ven a mí, que soy Yo el que vengo a pedirte tu amor, tu ternura, tu cariño y tus lágrimas… Yo soy, que te amo hasta el punto de venir a ser tu diario alimento…”
Trinidad Santa, ven a mí en esta oración. Padre que me creaste, Hijo que me salvaste, Espíritu que me habitas, haz que al leer tu Palabra hoy, mi alma escuche tu voz y mi corazón se llene de tu amor.
Evangelio según san Juan 20, 11-18 (Biblia de Jerusalén): “María estaba junto al sepulcro fuera llorando. Mientras lloraba, se inclinó hacia el sepulcro, y ve dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había sido colocado el cuerpo de Jesús. Ellos le dicen: «Mujer, ¿por qué lloras?» Ella les responde: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.» Dicho esto, se volvió y ve a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús. Le dice Jesús: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?» Ella, pensando que era el hortelano, le dice: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.» Jesús le dice: «¡María!» Ella se vuelve y le dice en hebreo: «¡Rabbuní!» – que quiere decir: Maestro. Jesús le dice: «No me toques, que todavía no he subido al Padre. Pero ve donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios.» Fue María Magdalena y anunció a los discípulos: «He visto al Señor» y que había dicho estas palabras.”
Jesús habla con María Magdalena, quien representa el alma fiel que busca. El mensaje central es el encuentro personal: Jesús nos llama por nuestro nombre. 🕊️ Este Evangelio nos presenta a María Magdalena en su tristeza, incapaz de encontrar a Jesús incluso teniéndolo frente a ella. Es una escena profundamente humana: el dolor, la confusión y la ceguera espiritual que impide reconocer a Cristo. Pero en medio de su llanto, una sola palabra cambia todo: “¡María!”. Es el nombre personal, pronunciado con amor, que revela identidad y pertenencia. Es entonces cuando lo reconoce: "¡Rabbuní!" Jesús no sólo se deja ver, sino que da una misión: “Ve y di a mis hermanos”. María Magdalena se convierte en apóstol de la Resurrección. El Catecismo (n. 641-645) afirma que “las apariciones del Resucitado son hechos históricos y confirman la fe en su resurrección corporal”, y que estas apariciones tienen una finalidad: confirmar a los testigos y enviarlos. El texto también invita a un respeto a la nueva forma de presencia de Cristo: “No me toques”, dice Jesús, indicando que ahora su relación será distinta: espiritual, universal, interior.
Oración personal Señor Jesús, te he buscado entre lágrimas, en el silencio, en la oscuridad de mi fe. Muchas veces no te he reconocido aunque estabas conmigo. Como María, he pensado que eras "otro", y no el Maestro de mi vida. Hoy me llamas por mi nombre. ¡Gracias por no cansarte de buscarme! Gracias por mirar mi corazón más allá de mis fallas. Gracias por pronunciar mi nombre con tanto amor. ¡Rabboni! Eres mi Maestro, mi Pastor, mi Amigo fiel. Quiero correr como María, sin miedo, y decir al mundo que estás vivo. Ayúdame a vivir como resucitado, a no quedarme en el sepulcro de mi pasado. Hazme testigo de esperanza, misionero de tu presencia viva. Que mi vida grite: ¡He visto al Señor!
Imagina el rostro de Jesús diciéndote tu nombre. Escucha cómo resuena en lo profundo de tu alma. Quédate ahí, en silencio. Deja que esa voz te revele quién eres y a quién perteneces.
Hoy me comprometo a estar atento a la voz de Jesús que me llama en lo cotidiano. Buscaré momentos de silencio para escuchar su Palabra, y tendré un gesto concreto de amor: un mensaje de ánimo a alguien triste, una visita, una llamada, un perdón. Quiero vivir este día como un testimonio de que Jesús está vivo. Cada persona que vea en mí alegría, paz o fe, pueda decir también: “He visto al Señor”.
Señor, llama por su nombre a quienes hoy se sienten perdidos. Da consuelo a los que lloran y no te encuentran. Fortalece a los que anuncian tu Resurrección en medio de la incomprensión. Haznos sensibles a tu voz, para reconocer tu presencia viva. Que podamos ser testigos valientes de tu amor.
Gracias, Señor, por no olvidarte de mí. Gracias por pronunciar mi nombre con ternura. Gracias por tu presencia viva que transforma. Gracias por confiarme la misión de anunciarte. ¡Bendito seas por siempre, Resucitado glorioso! Padre Nuestro... 🌹 Consagración final a la Virgen María María, Madre del Resucitado, enséñame a buscar con fe, a esperar con esperanza y a servir con amor. Llévame de tu mano al encuentro con tu Hijo. Hazme testigo de su vida. Dios te salve, María…
La aparición a María Magdalena es una perla de la teología joánica. María, símbolo de la comunidad doliente y fiel, representa a la Iglesia que busca al Amado (cf. Cantar de los Cantares). El texto es profundamente pascual: el sepulcro vacío no es suficiente. Hace falta el encuentro personal, la escucha de la voz del Pastor. Desde la exégesis, este pasaje refleja un proceso de reconocimiento espiritual. Jesús no es reconocido en lo externo, sino en lo íntimo. El “¡María!” es clave hermenéutica: Dios se revela a cada uno personalmente. El “no me toques” (gr. mē mou haptou) no prohíbe el contacto físico per se, sino que señala una nueva modalidad de relación con el Resucitado. Ahora Cristo se hace presente en la comunidad, en la fe, en la misión. El Magisterio ve en María Magdalena a la “apóstol de los apóstoles” (cf. Papa Francisco, 2016). Este título resalta que el anuncio de la Resurrección no es exclusivo de los Doce, sino misión de todos. La escena es una catequesis viva sobre la presencia del Señor: busca, llora, escucha, reconoce, es enviada. Esta dinámica sigue vigente: Jesús nos encuentra para enviarnos.