📅 12/05/2025
Juan 10, 1-10
Jesús nos recuerda que Él es la puerta por donde encontramos salvación. Este Evangelio nos llena de confianza y protección. Hoy, su voz amorosa nos llama a entrar por su camino seguro y a rechazar los caminos falsos.
Detén el ruido exterior. Respira profundo. En este momento solo estás tú y Jesús, tu Pastor. Deja que el silencio te abrace. Pon tus pensamientos y emociones en manos de Dios. Él te llama por tu nombre y te invita a escuchar su voz.
Jesús se presenta como la puerta del redil, el pastor verdadero, guía y salvación.
✨ Fragmento de 'Yo Soy' "No temas, ovejita mía, que soy tu Pastor, tu fortaleza, tu médico, tu calor, tu consuelo y hasta tu alimento mismo. Ven, que quiero sentirte a mi lado, apoyarte sobre mi hombro, oír los latidos de tu corazón, escuchar tu respiración anhelante de amor por mí." 📘 Yo Soy, Concepción Cabrera de Armida
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Dios Padre, Pastor eterno, abre mi mente a tu Palabra viva. Jesús, Buen Pastor, guía mis pasos hacia tu redil. Espíritu Santo, susurra en mi interior la verdad que necesito para vivir con fe y decisión. Amén.
Evangelio según San Juan 10, 1-10 «En verdad, en verdad os digo que el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas atienden a su voz; luego las llama una por una y las saca fuera. Cuando ha sacado a todas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. En cambio, no seguirían a un extraño; huirían de él, pues las ovejas no reconocen la voz de los extraños.» Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba. Entonces Jesús les dijo de nuevo: «En verdad, en verdad os digo que yo soy la puerta de las ovejas. Cuantos han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. Yo soy la puerta. Si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá, y encontrará pasto. El ladrón sólo viene a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia»
Jesús se presenta ante los fariseos como la única entrada legítima al Reino. Él contrasta su misión de dar vida con las falsas guías que engañan y destruyen. 🕊️ Jesús utiliza la imagen del pastor y la puerta del redil para mostrar su identidad como Mesías y guía verdadero. El pueblo, representado por las ovejas, está llamado a seguir sólo la voz de quien entra por la puerta legítima: Él mismo. Jesús afirma que muchos han intentado guiar al pueblo sin ser verdaderos pastores —falsos mesías, fariseos endurecidos o líderes con intenciones egoístas—, pero las ovejas fieles no les siguen. Esta enseñanza tiene una carga mesiánica (cf. Ez 34), donde Dios mismo prometió enviar un pastor verdadero para cuidar a sus ovejas. Al declararse “la puerta”, Jesús se identifica con ese cumplimiento. Él es quien permite el acceso a la vida eterna, quien cuida, protege y da alimento espiritual. El versículo 10 es clave: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”. La vida que Jesús ofrece no es meramente biológica, sino plena: reconciliación, paz, sentido y eternidad. Frente al robo, destrucción y muerte espiritual del “ladrón”, Jesús se presenta como el Salvador que da sentido, dirección y libertad interior. A través de esta imagen, también se nos revela que el cristiano debe tener discernimiento espiritual. No toda voz viene de Dios. Hay que entrenar el oído del alma para reconocer al Pastor auténtico, que siempre actúa desde el amor, la verdad y la entrega.
Oración personal Jesús, Pastor bueno, mi alma reconoce tu voz y desea seguirte. Cuántas veces me he dejado engañar por voces que prometen mucho, pero me han alejado de tu paz. Hoy, quiero escucharte solo a ti. Protégeme de los ladrones espirituales, de los caminos sin sentido, del pecado que destruye. Hazme una oveja dócil, confiada, alegre. Llévame a tus pastos, condúceme con tu vara y tu cayado. No permitas que me extravíe. Enséñame a escuchar y obedecer.
Permanece ahora en silencio, sabiendo que Jesús está contigo. Deja que su voz resuene en tu interior. Él te llama por tu nombre, te conoce y te ama. Quédate en su presencia y escucha: "Yo he venido para que tengas vida, y la tengas en abundancia".
Hoy me comprometo a discernir mejor las voces que guían mi vida: ¿provienen de Cristo o del mundo? Buscaré un momento de oración en silencio para dejarme guiar solo por la voz del Buen Pastor.
Por todos los pastores de la Iglesia, para que guíen al pueblo con verdad y amor. Por quienes se sienten perdidos, para que escuchen la voz del Buen Pastor. Por los jóvenes, para que descubran a Jesús como guía seguro en sus decisiones. Por los que han sido heridos por falsos guías, que encuentren sanación en Cristo. Por nuestra comunidad, para que vivamos atentos a la Palabra de Dios.
Gracias, Señor, por hablarnos como Pastor tierno y fiel. Gracias por abrirnos la puerta de la vida plena. Gracias por llamarnos por nuestro nombre, por buscarnos cuando nos perdemos y por ofrecernos alimento espiritual cada día. Confiados, rezamos: Padre nuestro, que estás en el cielo... 🌹 Santa María, Madre de la Iglesia, enséñanos a seguir la voz de tu Hijo. Tú que fuiste la primera en escucharla y obedecerla, guíanos al redil de su corazón. Dios te salve, María...
Este texto, inscrito en el discurso del Buen Pastor en Juan 10, se sitúa en un contexto de confrontación con las autoridades religiosas de Israel. Jesús denuncia la falta de autenticidad en quienes se han atribuido la tarea de guiar al pueblo sin tener una relación íntima con Dios. La estructura literaria se articula con un lenguaje simbólico y sapiencial: “puerta”, “redil”, “pastor”, “ovejas”. Desde la exégesis católica (cf. Comentario San Jerónimo y Dei Verbum), se subraya que el mensaje no es meramente pastoral, sino cristológico y eclesial. Cristo es el acceso único a la salvación y fundamento de la comunidad de los creyentes. La puerta es signo de comunión con Dios y con los demás. Croatto y Schökel nos ayudan a entender que esta hermenéutica no se limita al texto, sino que nos interpela desde nuestro contexto vital. Hoy más que nunca, en medio de la confusión de voces e ideologías, el cristiano está llamado a reaprender el arte de “escuchar” espiritualmente, desde la vivencia eclesial y personal. Jesús no solo nos abre la puerta, sino que nos introduce en una experiencia de vida abundante, comunitaria y trinitaria.