📅 18/04/2025
Juan 18,1 – 19,42
🧡 Hoy es el día del amor supremo. En medio del dolor y el silencio de la cruz, encontramos la respuesta que nuestro corazón sediento de sentido, perdón y paz anhela. Si buscas esperanza o necesitas consuelo, deja que el Crucificado hable a tu alma.
🌼 Respira profundo... Inhala la paz de Dios, exhala tus preocupaciones. Cierra los ojos y deja que el corazón se serene. Jesús te espera en el silencio. Dile: “Aquí estoy, Señor”.
Pasión y muerte de Jesús: entrega total, redención, perdón, silencio, obediencia y amor incondicional.
✨ Fragmento inspirador de Yo Soy – Concepción Cabrera de Armida “Yo soy el que murió clavado en una cruz para comprarte el cielo, para expiar tus crímenes, haciéndome esclavo, pan, gusano y no hombre. ¡Hasta esa locura llegó mi infinito amor por ti!”yo-soy-el-que-soy
🙏 En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Dios Uno y Trino, abre hoy mi corazón a tu Palabra viva. Que el Espíritu Santo me ilumine para contemplar el misterio de la cruz con fe renovada, humildad sincera y amor ardiente. Que este encuentro transforme mi vida. Amén.
Apresaron a Jesús y lo ataron C. En aquel tiempo, Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Entonces Judas tomó un batallón de soldados y guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos y entró en el huerto con linternas, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que iba a suceder, se adelantó y les dijo: †. “¿A quién buscan?” C. Le contestaron: S. “A Jesús, el nazareno”. C. Les dijo Jesús: †. “Yo soy”. C. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles ‘Yo soy’, retrocedieron y cayeron a tierra. Jesús les volvió a preguntar: †. “¿A quién buscan?” C. Ellos dijeron: S. “A Jesús, el nazareno”. C. Jesús contestó: †. “Les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí, dejen que éstos se vayan”. C. Así se cumplió lo que Jesús había dicho: ‘No he perdido a ninguno de los que me diste’. Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió a un criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro: †. “Mete la espada en la vaina. ¿No voy a beber el cáliz que me ha dado mi Padre?” Llevaron a Jesús primero ante Anás C. El batallón, su comandante y los criados de los judíos apresaron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año. Caifás era el que había dado a los judíos este consejo: ‘Conviene que muera un solo hombre por el pueblo’. Simón Pedro y otro discípulo iban siguiendo a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló con la portera e hizo entrar a Pedro. La portera dijo entonces a Pedro: S. “¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?” C. El dijo: S. “No lo soy”. C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le contestó: †. “Yo he hablado abiertamente al mundo y he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, sobre lo que les he hablado. Ellos saben lo que he dicho”. C. Apenas dijo esto, uno de los guardias le dio una bofetada a Jesús, diciéndole: S. “¿Así contestas al sumo sacerdote?” C. Jesús le respondió: †. “Si he faltado al hablar, demuestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?” C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, el sumo sacerdote. ¿No eres tú también uno de sus discípulos? No lo soy C. Simón Pedro estaba de pie, calentándose, y le dijeron: S. “¿No eres tú también uno de sus discípulos?” C. El lo negó diciendo: S. “No lo soy”. C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le había cortado la oreja, le dijo: S. “¿Qué no te vi yo con él en el huerto?” C. Pedro volvió a negarlo y enseguida cantó un gallo. Mi Reino no es de este mundo C. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era muy de mañana y ellos no entraron en el palacio para no incurrir en impureza y poder así comer la cena de Pascua. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz”. 18 Abril S. “¡Viva el rey de los judíos!”, C. y le daban de bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo: S. “Aquí lo traigo para que sepan que no encuentro en él ninguna culpa”. Salió entonces Pilato a donde estaban ellos y les dijo: S. “¿De qué acusan a este hombre?” C. Le contestaron: S. “Si éste no fuera un malhechor, no te lo hubiéramos traído”. C. Pilato les dijo: S. “Pues llévenselo y júzguenlo según su ley”. C. Los judíos le respondieron: S. “No estamos autorizados para dar muerte a nadie”. C. Así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir. Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo: S. “¿Eres tú el rey de los judíos?” C. Jesús le contestó: †. “¿Eso lo preguntas por tu cuenta o te lo han dicho otros?” C. Pilato le respondió: S. “¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué es lo que has hecho?” C. Jesús le contestó: †. “Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores habrían luchado para que no cayera yo en manos de los judíos. Pero mi Reino no es de aquí”. C. Pilato le dijo: S. “¿Conque tú eres rey?” C. Jesús le contestó: †. “Tú lo has dicho. Soy rey. C. Pilato le dijo: S. “¿Y qué es la verdad?” C. Dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos y les dijo: S. “No encuentro en él ninguna culpa. Entre ustedes es costumbre que por Pascua ponga en libertad a un preso. ¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?” C. Pero todos ellos gritaron: S. “¡No, a ése no! ¡A Barrabás!” C. (El tal Barrabás era un bandido). ¡Viva el rey de los judíos! C. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza, le echaron encima un manto color púrpura, y acercándose a él, le decían: C. Salió, pues, Jesús, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo: S. “Aquí está el hombre”. C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y sus servidores, gritaron: S. “¡Crucifícalo, crucifícalo!” C. Pilato les dijo: S. “Llévenselo ustedes y crucifíquenlo, porque yo no encuentro culpa en él”. C. Los judíos le contestaron: S. “Nosotros tenemos una ley y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios”. C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más, y entrando otra vez en el pretorio, dijo a Jesús: C. Pero Jesús no le respondió. Pilato le dijo entonces: S. “¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?” C. Jesús le contestó: †. “No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso, el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor”. ¡Fuera, fuera! Crucifícalo C. Desde ese momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban: S. “¡Si sueltas a ése, no eres amigo del César!; porque todo el que pretende ser rey, es enemigo del César”. C. Al oír estas palabras, Pilato sacó a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman “el Enlosado” (en hebreo Gábbata). Era el día de la preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos: S. “Aquí tienen a su rey”. C. Ellos gritaron: S. “¡Fuera, fuera! ¡Crucifícalo!” C. Pilato les dijo: S. “¿A su rey voy a crucificar?” C. Contestaron los sumos sacerdotes: S. “No tenemos más rey que el César”. C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Crucificaron a Jesús y con él a otros dos C. Tomaron a Jesús y él, cargando con la cruz, se dirigió hacia el sitio llamado “la Calavera” (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron, y con él a otros dos, uno de cada lado, y en medio Jesús. Pilato mandó escribir un letrero y ponerlo encima de la cruz; en él estaba escrito: ‘Jesús el nazareno, el rey de los judíos’. Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos le dijeron a Pilato: S. “No escribas: ‘El rey de los judíos’, sino: ‘Este ha dicho: Soy rey de los judíos’ ”. C. Pilato les contestó: S. “Lo escrito, escrito está”. Se repartieron mi ropa C. Cuando crucificaron a Jesús, los soldados cogieron su ropa e hicieron cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba a abajo. Por eso se dijeron: S. “No la rasguemos, sino echemos suertes para ver a quién le toca”. C. Así se cumplió lo que dice la Escritura: Se repartieron mi ropa y echaron a suerte mi túnica. Y eso hicieron los soldados. Ahí está tu hijo - Ahí está tu madre C. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería, Jesús dijo a su madre: †. “Mujer, ahí está tu hijo”. C. Luego dijo al discípulo: †. “Ahí está tu madre”. C. Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él. Todo está cumplido C. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo: †. “Tengo sed”. C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Los soldados sujetaron una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo y se la acercaron a la boca. Jesús probó el vinagre y dijo: †. “Todo está cumplido”, C. e inclinando la cabeza, entregó el espíritu. Aquí se arrodillan todos y se hace una breve pausa. Inmediatamente salió sangre y agua C. Entonces, los judíos, como era el día de la preparación de la Pascua, para que los cuerpos de los ajusticiados no se quedaran en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día muy solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y los quitaran de la cruz. Fueron los soldados, le quebraron las piernas a uno y luego al otro de los que habían sido crucificados con él. Pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza e inmediatamente salió sangre y agua. El que vio da testimonio de esto y su testimonio es verdadero y él sabe que dice I. Por la santa Iglesia la verdad, para que también ustedes crean. Esto sucedió para que se cumpliera lo que dice la Escritura: No le quebrarán ningún hueso; y en otro lugar la Escritura dice: Mirarán al que traspasaron. Vendaron el cuerpo de Jesús y lo perfumaron Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero oculto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que lo dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. El fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mezcla de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con esos aromas, según se acostumbra enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto, un sepulcro nuevo, donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la preparación de la Pascua y el sepulcro estaba cerca, allí pusieron a Jesús.
📍 Jesús habla al mundo entero desde la cruz. Es un mensaje de amor extremo, de entrega sin condiciones. Aquí no solo se narran hechos, se nos revela el Corazón de Dios. 🕊️ El relato de la Pasión según san Juan es una proclamación teológica del amor. No se centra tanto en el sufrimiento físico como en la soberanía de Cristo incluso en su entrega. Jesús no es víctima, es el Cordero que da su vida voluntariamente. Cada escena tiene un propósito redentor: el prendimiento en Getsemaní, donde se presenta con autoridad diciendo “Yo soy”, es una afirmación divina que hace caer a sus enemigosyo-soy-el-que-soy. La flagelación, el juicio injusto, el camino al Calvario y la crucifixión no son simples hechos históricos: son el cumplimiento del amor que “hasta el extremo amó”. Cristo crucificado es la manifestación de un amor que no exige condiciones, que perdona, que intercede incluso por sus verdugos. El agua y sangre que brotan de su costado son imagen del Bautismo y la Eucaristía: nacemos de su entrega. Este Evangelio nos invita a no quedarnos en la tristeza, sino a contemplar la victoria del amor, aún en medio de la muerte. Jesús, al morir, inclina la cabeza y “entrega el espíritu”, completando su obra de redención.
❤️ – Oración personal ¿Qué me dice Dios hoy? Me dice: “Te he amado hasta el extremo. No temas tus caídas, no huyas de Mí. Mírame en la cruz y recuerda que aquí te he perdonado, salvado, abrazado.” ¿Qué le respondo a Dios? Jesús, no tengo palabras... Solo tengo lágrimas al contemplarte en la cruz. ¡Qué amor tan desbordante el tuyo! Me entregaste todo, sin reservas. Perdóname por las veces que te he negado como Pedro, por mis cobardías, por mi tibieza. Hoy quiero quedarme junto a ti, como Juan, como María. Quiero que la cruz sea mi escuela, tu Sangre mi redención, tu muerte mi vida. Aquí me tienes, Jesús, con mi corazón desnudo, herido, arrepentido y necesitado. ¡Gracias por amarme así!
🌟 Guarda silencio… Adora a Cristo crucificado. Deja que su mirada desde la cruz penetre lo más profundo de tu alma. No pienses, no hables, solo quédate. Su amor te basta.
📝 Hoy, más que nunca, estoy llamado a amar sin medida. Mi compromiso es: Vivir este Viernes Santo en profundo recogimiento y oración. Ayunar no solo de comida, sino de juicios, quejas y egoísmos. Perdonar sinceramente a quien me ha herido. Acompañar espiritualmente a alguien que sufre, como María acompañó a Jesús. Visitar al Santísimo en silencio, como discípulo fiel que vela con su Maestro.
🙌 Por la Iglesia, para que anuncie con fidelidad el misterio de la cruz. Por los que sufren injusticias, para que encuentren consuelo en Cristo. Por los alejados, que descubran el amor que los espera en la cruz. Por las familias, para que vivan en reconciliación y amor mutuo. Por los que morirán hoy, para que sean recibidos en los brazos del Redentor.
✨ Gracias, Señor Jesús, por tu cruz. Gracias por amarme tanto. Que nunca me olvide del precio de mi redención. Dame la gracia de vivir crucificado contigo, amando y sirviendo a mis hermanos. Padre Nuestro… 🌹 Consagración final a la Virgen María Madre Dolorosa, que estuviste al pie de la cruz, consagro a ti mi dolor y mi amor. Enséñame a permanecer fiel en la prueba. Sé mi guía hacia tu Hijo. Dios te salve, María…
Juan presenta la Pasión no como derrota sino como glorificación. Jesús domina cada escena: se entrega libremente, habla con autoridad, incluso en el juicio y en la cruz. Su “Yo soy” conecta con la revelación de Dios a Moisés (Ex 3,14), revelando su divinidad. Esta frase es clave para comprender que quien muere no es solo un hombre justo, sino el Verbo eternoyo-soy-el-que-soy. La sangre y el agua que brotan de su costado son signos sacramentales. Juan ve a Cristo como el nuevo templo del que fluye la vida. Su muerte es el acto supremo de amor que funda la Iglesia. Esta hermenéutica nos lleva a una experiencia pascual: ver en la cruz no un final, sino un comienzo. Jesús es el Cordero pascual, el altar y la víctima. La liturgia de hoy no es funeral, sino adoración. Es el día en que Dios venció no por la espada, sino por el amor crucificado. 📘 CONTEXTO LITERARIO Los capítulos 18 y 19 forman parte del Libro de la Gloria (Jn 13–20), en el cual se muestra que la gloria de Dios se manifiesta en la Cruz, paradójicamente, como exaltación y no como derrota. La estructura general de esta sección es: Arresto de Jesús (18,1-11) Proceso ante Anás y Caifás (18,12-27) Proceso ante Pilato (18,28 – 19,16a) Crucifixión y muerte (19,16b-37) Sepultura de Jesús (19,38-42) 📖 HERMENÉUTICA GENERAL Y EXEGÉTICA 1. Arresto de Jesús (18,1-11) Jesús no es víctima, sino el que se entrega libremente. Cuando dice “Yo soy” (v.5-6), los soldados retroceden y caen al suelo. Aquí hay una clara teofanía: el “Yo Soy” recuerda a Yahvé en el Éxodo (Ex 3,14). La majestad y divinidad de Jesús están presentes desde el comienzo del relato. 🔎 Interpretación teológica: Jesús se revela como el Hijo que cumple la voluntad del Padre, no huye, sino que sale al encuentro de quienes lo buscan. 2. Proceso ante Anás y Caifás (18,12-27) Mientras Jesús es interrogado, Pedro niega tres veces ser su discípulo. Este contraste subraya la fidelidad de Cristo frente a la fragilidad humana. En esta escena también resalta que Jesús es quien lleva el control, y sus respuestas son coherentes y valientes, incluso ante la injusticia. 3. Proceso ante Pilato (18,28 – 19,16a) Este es uno de los juicios más largos y profundos en los Evangelios. Se articula en forma de diálogo dramático entre Jesús y Pilato: Jesús revela su realeza, pero no como poder político, sino como verdad (18,36-37). Pilato, confundido, pregunta: “¿Qué es la verdad?” (18,38), mostrando su ceguera espiritual. El pueblo prefiere a Barrabás (18,40), símbolo del rechazo al verdadero Mesías. “¡He aquí al hombre!” (19,5) — Pilato presenta a Jesús flagelado. Es una ironía: en su humillación, se manifiesta el Hombre Nuevo, el verdadero Adán redimido. La frase “¡No tenemos más rey que el César!” (19,15) revela la apostasía del pueblo que rechaza al Mesías. 📘 Comentario patrístico: San Agustín subraya cómo en este juicio se revela el pecado del mundo, que rechaza la Luz por miedo a perder su falsa seguridad. 4. Crucifixión y muerte (19,16b-37) Aquí san Juan presenta la cruz como trono de gloria. Algunos elementos clave: Título en la cruz: “Jesús Nazareno, Rey de los Judíos” (19,19). Aunque rechazado, su realeza es proclamada universalmente. Vestidura sin costura (19,23): símbolo del sacerdocio y de la unidad de la Iglesia. Jesús entrega a María al discípulo amado (19,26-27): nacimiento de la Iglesia como familia de fe. “Tengo sed” (19,28): expresa el cumplimiento de las Escrituras y su sed de salvación por la humanidad. “Todo está cumplido” (19,30): clímax de la misión redentora. Jesús no “muere”, sino que “entrega el espíritu”, anticipando la donación del Espíritu Santo (ver Jn 20,22). ✨ Símbolos teológicos: Lado abierto (19,34): brota agua y sangre. Según la tradición patrística, simbolizan los sacramentos del Bautismo y la Eucaristía, signos de la Iglesia naciente. 5. Sepultura (19,38-42) José de Arimatea y Nicodemo —miembros del Sanedrín— reclaman el cuerpo. Jesús es sepultado como rey, con esencias costosas (19,39). El relato apunta a la realeza mesiánica de Jesús incluso en la muerte. 🔍 NOTAS TÉCNICAS DESDE LA BIBLIA DE JERUSALÉN Jn 19,36: la no ruptura de los huesos remite al cordero pascual (Ex 12,46), cumpliendo que Jesús es el verdadero Cordero (1 Co 5,7). Jn 19,37: “Mirarán al que traspasaron” cumple la profecía de Zacarías (Zac 12,10), y señala la conversión futura del pueblo. 🕊️ DIMENSIÓN ESPIRITUAL Y DOGMÁTICA Cristología alta: Jesús es el Hijo glorificado en la Cruz, no un mártir trágico. Teología del cumplimiento: cada paso de la Pasión está cuidadosamente narrado para mostrar cómo Jesús cumple las Escrituras. Eclesiología incipiente: en el costado abierto y en María entregada como madre, la Iglesia nace al pie de la cruz. 📚 FUENTES RECOMENDADAS Catecismo de la Iglesia Católica, especialmente §§ 571-618 sobre la Pasión de Cristo. Verbum Domini, §§29-42 sobre hermenéutica bíblica e interpretación en la Iglesia.